Con la llegada de la primavera somos muchos los que nos echamos a temblar con tan solo pensar que nos tocará sufrir un año más los efectos del polen.
Desde que nos despertamos por la mañana hasta que nos acostamos pasamos por varias etapas como el enrojecimiento de ojos, malestar, estornudos, mucosidad... Estos síntomas pueden llegar a incrementarse en ciertos momentos. Sin duda unos de esos momentos llega a la hora de coger el coche.
Al igual que existen medicamentos antialérgicos, cuando se trata de conducir contamos con un talismán que lucha contra los elementos de la naturaleza y las partículas provocadas por la contaminación, "el filtro de polen", también llamado "filtro de habitáculo" que ha sido creado con el único de fin de protegernos mientras estamos dentro del coche.
Al igual que el resto de los filtros, es muy recomendable cambiarlo anualmente ya que en ese periodo habrá reducido su efectividad en más de un 70%. Aunque es cuando llegamos al taller para realizar el cambio, cuando verdaderamente nos damos cuenta de su gran labor.
Existen dos variantes, el filtro convencional y el de cárbono activo que utiliza un medio de filtración que consta de tres capas: una capa de carbón activo situada entre dos capas de fibras, por lo tanto incrementa su capacidad de filtración.
Misión del filtro de habitáculo: